Desde los trece que escribo, y dejo mi alma en mis escritos. La obra de Cortázar me inspira tremendamente y resume un poco mis influencias estéticas: lo enroscado, neologístico, transmisor, poco clásico y bizarro. También busco inspiración en la música, en compositores como Peter Sagar, Kevin Parker, Mac DeMarco, Simón Saieg. Durante períodos largos dejé de ejercer la creación para evitar encontrarme con mí mismo, pero hace un año y unos meses, en una sala de internación psiquiátrica, me acepté. Empecé a amar lo que salía de mí. Y a compartirlo con otras. Suelo trabajar a voluntad, dejar que la expresión fluya, dejarme llevar por la creación como hábito. Durante tiempo me exigí mucho y encontré frustración, por eso no trabajo con los conceptos de error o fracaso, sino de escalón y tropiezo. Por musicalidad, o esteticismo, las palabras convergen en momentos en que se los permito. Luego solo es inmortalizarlas en un Word y dejarlas crecer hasta que las creo suficientes.