Jessica Kessel “Me encanta seguir trabajando sobre mi estilo y que la gente lo reconozca.”
Jessica es altísima, de perfecto porte y dueña de unos ojos celestes inquietos, grandes e histriónicos. Es simpática y tiene mucha gracia para hablar. Nos concede generosamente el tiempo de entrevista y disfruta recordar su infancia y los primeros pasos que dio con su marca. Vive en San Telmo, ‘su barrio’, donde se encuentra también su bellísimo local. Jessica es una mujer por siempre niña que desde temprano supo que quería transitar este mundo de una manera única, con su estilo, a su manera. Y después de años de búsqueda, encontró como: con sus propios zapatos.
A los 11 años decía que de grande iba a ser cantante y empresaria. En la primaria fue abanderada y en el secundario se rebeló. A los 15 años tomó la decisión de que cuando terminara el secundario iba a estudiar indumentaria. Nos cuenta que siempre tuvo mucho interés “por la pilcha”, que su abuela, a quien no conoció, fue diseñadora de indumentaria, y que su madre tenía máquina de coser y mil revistas de moda y le hacía ropa, hasta tuvo un local de ropa. ¿Innato o adquirido?
Dicho y hecho, terminó el colegio y arrancó en la UBA, pero algo de lo que ahí ofrecían no estimulaba la curiosidad de Jessica. Por lo que terminó el CBC y se fue a Europa con amigas y vivió allá por 10 meses. A su regreso, ya decidida a no volver la facultad, empezó Producción de Moda con Florence Argüello en Espacio Buenos Aires donde se sintió a identificada y entusiasmada.
“Siempre me gustó lo distinto, marcar la diferencia, en cómo me vestía desde muy chiquita por ejemplo, no me quería poner lo que se ponían los demás. Como si quisiera comunicar algo de manera inconsciente.”
Al poco tiempo, Florence le ofreció a Jessica ser su asistente. Ella aceptó y durante 2 años vivió la genial experiencia de hacer campañas para Rapsodia, Prune, Ohlala y La Nación. Entre otros trabajos que tuvo, fue vendedora de Jean Makers y más tarde en el local de antigüedades de sus padres, donde su ser sociable y simpático jugó una parte fundamental. Y después consiguió un trabajo en Casa de Gobierno donde pudo desplegar su eficiencia y ganó también mucha experiencia y herramientas. En simultaneo, JK sentía que quería hacer algo suyo, algo propio. A raíz de su fanatismo vitalicio por los zapatos, en una sesión de terapia, se puso sobre la mesa la posibilidad de hacer zapatos. Determinada y sin nada que perder, averiguó y dio con Fernando López Bizcaíno, maestro zapatero y quien abrió las puertas de este universo para Jessica.
“El día que tuve en mis manos el primer par de zapatos hecho por mí, me enamoré completamente. Yo estaba en una búsqueda y ese día dije: ‘Listo, es esto’. “
Atravesada por este flechazo al corazón, decidió lanzar su primer línea de zapatos, que vendía los fines de semana en el showroom que montaba en su casa y la fan page de Jessica Kessel Shoes. Ese fue el comienzo de la marca, y recién a los 2 años, renunció a su trabajo en Casa de Gobierno para dedicarse a full, para aventurarse por completo.
“Quería tener mi marca propia de zapatos, pero no sabía cómo iba a hacer, ni cómo iba a llegar, porque no tenía tampoco la plata como para invertir en lanzar una marca con todo el marketing, publicidad y branding detrás. Fue todo muy a pulmón, muy desde abajo. Siempre estuve y estoy muy involucrada en todos los procesos.”
La geometría, la forma no convencional que le da a los zapatos y la combinación de colores son su sello de autor. Su ojo está constantemente buscando combinaciones, se inspira en todo lo que ve, en todo lo que percibe del mundo.
“No sigo una tendencia ni diseño a partir de lo que está de moda, cada vez me quiero separar más de eso. Me gusta pensar que lo que te llevas es algo eterno.”
¿Cuál fue el punto de inflexión? Para mí este recorrido es como una escalera. No creo que haya UN punto de inflexión y no creo que vaya a llegar un punto en el que diga ‘Ya está, llegué’. Por como soy, creo que siempre voy a estar buscando y haciendo cosas. Me parece que es un trabajo del día a día.
¿Alguien que haya creído en vos desde el primer momento? Natasha Ygel, la fotógrafa de mis campañas. La conocí en Damas de Honor, un showroom que hice con con Florencia Tellado y Agus Vicentini. Natasha era amiga de las chicas, y me compró unas botas, y me dijo: ‘Tenes que hacer fotos’, hasta el momento era todo más casero.
Jessica Kessel es sinónimo de… juego.
¿Un mito que hayas derribado? Estoy en un momento de mi vida en que estoy derribando muchos mitos.
¿3 características que hablen de vos? Impulsiva, analítica, y muy para adelante.
¿Un buen consejo que te hayan dado y quien te lo dio? Los más presentes que tengo son de mi madre que siempre me impulsó. Me decía, ‘Hasta donde te atrevas a soñar vas a llegar’ o ‘Piensa bonito y sucederá bonito’. Y otro que me gustó mucho fue ‘Hay que pensar en cómo generar más y no en cómo gastar menos’ ese me lo dijo un amigo.
¿Cuál es tu alimento creativo? La música y los viajes. Caminar y estar viendo cosas, eso me nutre muchísimo.
“Quiero que el día de mañana la gente vaya caminando por la calle y diga ‘Esos zapatos son Jessica Kessel’. Eso lo tuve siempre muy claro porque no quiero hacer nada parecido a lo que ya hay, porque de lo que hay ¡ ya abunda!”
¿El mejor regalo que te hayan hecho? Mis lápices de colores Caran D’Ache, regalo de mi familia.
¿Algo que te aburra soberanamente? La gente falsa.
¿Estado mental más frecuente? Soy muy analítica, estoy todo el tiempo pensando.
¿Una muletilla? No sé si tenga… quizás el psicoanálisis.
¿Con quién te sentarías a tomar un café? Fue cambiando eso, me parece que hay un montón de personas interesantes… pero diría con Coco Chanel. Es re cliché pero me encantaría conversar con ella.
¿Una palabra que te guste decir? ‘¿Posta?’
¿Un ritual que tengas? Tomar agua caliente con jengibre a la noche.
¿Que buscás transmitir con tu marca? Que cada uno sea fiel a su estilo. Amo que vengan mujeres completamente distintas, de nacionalidades nada que ver, vestidas de una forma distinta y con profesiones distintas, y se lleven el mismo zapato.
¿Qué consejo le darías a tu yo de 15 años? Que no esté tan pendiente del resto.
¿De qué manera desenchufas? Cuando dibujo y cuando toco la batería, me transporto, estoy como flotando. Y cuando cocino, me encanta.
¿Hora de levantada/acostada habitual? No tengo.
¿Un héroe de la infancia? No tuve.
¿A qué le tenes miedo? A repetir.
¿Cómo manejas la frustración? Lloro para que salga la angustia y sigo para adelante.
¿Tu mejor plan? Hay varios…. Uno es ir a escuchar músicos de jazz a Virasoro por ejemplo. Estar ahí tomando un vino y entrar en ese trance: cuando músicos grosos se elevan y vos estas conectada con eso, vos te elevas también. La avenida Caseros me encanta también, sentarme ahí con un libro a tomar un café, es mi avenida preferida de Buenos Aires. Y manejar! Amo estar en el auto sola con la música a todo lo que da cantando a los gritos y bailando. Cuando manejo me caen las fichas de muchas cosas.
¿Un libro? ‘Eisejuaz’ de Sara Gallardo
¿Una banda? ‘Claridad’ una banda argentina. Y Flying Lotus.
¿Una película? ‘El manifiesto’ con Cate Blanchett, de Julian Rosenfeld.
¿Qué es el éxito para vos? Tiene que ver con esto de la escalera que dijimos antes, no creo que uno llegue al éxito. Uno puede tener éxito en situaciones más pequeñas todos los días que son re gratificantes. Que venga una clienta y me diga lo cómodo que le parecen los zapatos y que todo el mundo le pregunta de donde son, eso es para mí un éxito. Por eso me gusta atender, porque es estar en contacto con la gente. El éxito para mi está en las pequeñas cosas.
Asique si andas por San Telmo, date una vuelta por su local, y quizás la encuentres ahí, disfrutando del encuentro con los clientes, disfrutando de lo que hace.