Agustina Collado: ‘A la hora de emprender hay un cierto porcentaje de inconsciencia que es necesario’
Agustina Collado, diseñadora y dueña de la marca de indumentaria Gusmán, llegó a la moda por accidente, pero no por eso le dedicó menos esfuerzo. En un contexto económico y político inestable, logró sacar adelante su proyecto: “Es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración”, dice con una sonrisa. El estudio está ubicado en el Versailles Palace, un edificio antiguo de Avenida Alvear, con nostalgia de cuando los edificios se hacían para siempre y Buenos Aires se parecía a París. La elección parece correcta: Agustina quiere que la marca sea algo atemporal, elegante, con estilo. El barrio y ella misma transmiten exactamente eso, una suma de detalles que parecen caer en su lugar.
Agustina se sienta, se para, camina, acomoda la ropa, se disculpa porque no está ordenada por color. Se mueve de forma delicada y sonríe mucho cuando habla, de esa forma en que sonríe la gente que está muy orgullosa de algo.
Nacida en Tucumán, se mudó a Mar del Plata a los cinco años. Cuando terminó el colegio empezó la carrera de psicología y cursó hasta segundo año, cuando tuvo familia y la tomó con más calma. Embarazada y buscando un trabajo, comenzó a ayudar en la marca de ropa de su suegra. Ahí se reencontró con uno de sus primeros sueños: diseñar ropa. Su primer trabajo fue poner etiquetas, después diseñó los jeans, y finalmente toda la colección. Llegado el momento, junto a su marido Manuel decidieron formar algo propio y surgió Gusmán.
“Si bien mi encuentro con el diseño fue casual, una vez que entendí que era lo que realmente me gustaba fui determinada. Al principio mi marido, que ahora es mi socio, tenía algunas dudas pero yo le dije que iba a lograr que Gusmán sea una de las marcas más importantes de Argentina. Es como un tercer hijo, y así como quiero que mis hijos sean todo lo mejor que puedan ser, quiero que mi proyecto también lo sea”, explica.
Entre sus principales obstáculos, destaca los que responden al contexto volátil, que dificultan la planificación: “Cualquiera que te de una receta para el éxito generalmente te habla de estrategia, planificación y manejo de variables, pero no es un paradigma real en Argentina. Yo aprendí que había que ver cada situación y adaptarse a eso. Por ejemplo, yo compraba telas de colección antes de que entren al país y por algún motivo siempre llegaban tarde, lo que me complicaba mucho la comercialización al por mayor, que es una parte importante de la empresa. Entonces lo que decidí fue dejar de comprar telas de temporada y empezar a comprar telas de stock, telas permanentes y hacerles el proceso de estampado para ponerles un sello propio y agregar valor sin tener que depender de otras variables”.
¿Cómo fue tu inicio en el diseño? Para aprender sobre diseño compré los libros que se daban en la facultad y los estudié de forma paralela a psicología. Por eso nunca digo que soy diseñadora, porque me parece que hay que tenerle mucho respeto a alguien que se banca siete años de carrera. Sin embargo, soy muy obsesiva con el estudio y con hacer bien las cosas. La forma en que diseñamos en Gusmán es en algún punto old school, porque le dedicamos mucho tiempo a bajar el concepto, a realizar una investigación. No nos guiamos mucho por las tendencias, hacemos un trabajo introspectivo, vemos lo que sucede a nivel social y tratamos de convertir algo de eso en ropa.
Marcada por sus estudios en psicología, Agustina dio sus primeros pasos en moda con algunos prejuicios: “Al principio la veía como algo frívolo. Después entendí que también es una forma de comunicar y que puede ser una herramienta de transformación. Cada uno, desde el lugar que ocupa en la sociedad, elige qué cosas comunicar. Intenté no traicionar mis primeras motivaciones, que tenían que ver con contribuir en cambios importantes en la subjetividad. Quería que mi trabajo impacte en la forma de estar, sentir, de relacionarse, por eso Gusmán tiene un diseño que es atemporal. No seguimos mucho las tendencias porque creemos que la ropa tiene que durar, por una cuestión de sustentabilidad ambiental, sostenibilidad social y por el vínculo que se promueve con el objeto. Me parece que una prenda que tiene estilo te ofrece la oportunidad de comunicar quién sos durante mucho tiempo”.
En este sentido, desde su marca busca que las personas se relacionen de una forma más sana, tanto con los objetos como con las personas: “Hay un sociólogo que se llama Zygmunt Bauman que habla de modernidad líquida y de cómo la relación con los objetos se traslada a las relaciones entre sujetos. Esta cuestión de que, por ejemplo, cuando un juguete se rompe, en vez de arreglarlo lo tirás y comprás otro, se traslada a las relaciones en la medida en que si sucede algo uno la descarta y va a buscar otra casi como en términos de mercado. Gusmán es todo lo contrario: es vínculo, es afecto, es algo cercano”.
¿Qué te inspira? No busco la inspiración, pero me mantengo abierta a los estímulos y cuando algo me toca empiezo a pensarlo, soñarlo, dibujarlo, y de ahí se desprenden los conceptos y la investigación para realizar la colección. No siempre me inspiro en lo mismo, a veces es una palabra que alguien me dijo. Por ejemplo, alguien me dijo hace poco “floreciste”, y de ahí surgió el concepto para mi próxima campaña, inspirada en la sexualidad de las flores.
¿Qué hacés cuando tenés un bloqueo? Me respeto el bloqueo, por algo lo tengo. En general eso me sucede cuando me pongo muy numérica, cuando me enfoco mucho en la parte productiva o en la estrategia de marketing. Es cierto que hay que estar en todo, pero también hay que saber delegar y confiar en la gente con la que uno trabaja porque hay procesos que bloquean otros. Si vos estás pensando en números probablemente haya un montón de variables que cercenen el proceso creativo, y creo tiene que ser al revés. Uno tiene que dar rienda suelta a todas las fantasías, todas las ideas, todo lo que venga y recién después elegir qué se queda y qué no. Todo es una puja constante, el movimiento y la evolución humana se basa en esa tensión que hay entre dos fuerzas contrapuestas, y el diseño no es la excepción.
¿Qué es lo que más te gusta de tener tu propia marca? La libertad para crear, me parece algo muy divertido. Imaginar algo y verlo hecho realidad es un proceso complejo y arduo pero a la vez muy satisfactorio. Cuando vos imaginaste no sólo la prenda, sino a la persona que lo va a usar y en qué situación, y ves que eso que soñaste se materializa es una satisfacción enorme. A nivel personal, contar con la libertad de manejar mis horarios para poder estar con mi familia.
¿Un buen consejo que te hayan dado? Mi mamá me decía que siempre había que apuntar al 10, y si no era el 10, al 11, porque si uno apuntaba la flecha a esos números era probable que cayera en el 9 o en 8. En cambio, si uno apunta al 8 o al 7 puede caer en el 6 o el 4 y ya es un trabajo que casi no vale la pena. Mucho tiempo fui muy exigente conmigo, que en parte es lo que hizo que todo haya prosperado, pero también entendí que hay que saber administrar las energías. Si querés que algo dure, es como una maratón, hay que guardar energía para todo el camino. Yo quiero que esto dure y me trascienda, así que lo voy modulando para que sea llevadero. Si una semana trabajé muchísimo, tal vez me tomo la mañana del lunes para estar con mis hijos o para ir a caminar. Casi que me obligo a hacerlo porque es la forma en que uno se puede desbloquear creativamente. El trabajo creativo también tiene mucho de disciplina, no es puro caos. El desafío es siempre encontrar ese equilibrio entre la determinación, la voluntad y el dejar que fluya.
¿Qué le dirías a alguien que quiere emprender? Le diría que el miedo no es amigo. A la hora de emprender hay un cierto porcentaje de inconsciencia que es necesario. Si uno se pone a analizar demasiado lo que que puede pasar, deja antes de empezar. Que se asegure de que la pasión que tiene por lo que va a hacer le alcance para superar todas las frustraciones que se va a encontrar en el camino porque van a ser millones.
Hay que tener muy en claro qué es lo que querés hacer y por qué, porque eso es lo que te lleva hasta el final del camino. No hay fórmulas, pero el motor siempre es la pasión, sin eso no hay nada. Por lo menos acá en Argentina.
¿Quién fue la primera persona que creyó en vos? Mis hermanos.
¿Un libro? Adentro tampoco hay luz, de Leila Sucari.
¿Una frase? Otra que me decía mi mamá: Es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración.
¿Una artista que te inspire? Rihanna. Me parece increíble todo lo que hace, desde su música hasta que haya lanzado su propia marca de moda. Me parece que es versátil, que tiene energía. Me genera mucha admiración. Parece disfrutar mucho de la vida, sin demasiados tapujos.
¿Cómo sos? Soy alegre, bastante cambiante, puedo escuchar una canción que me gusta todo el día literalmente hasta que cansarme. Me gustan los juegos de luces y sombras que se producen en la pared de mi casa. El momento que más disfruto del día es cuando vuelven los chicos del colegio. Y tengo la facilidad para llorar cuando termino un libro no porque necesariamente esté triste, sino porque la pasé muy bien leyéndolo, por no querer que se termine.